domingo, 9 de mayo de 2010

La insoportable levedad del voto

Zona de Tolerancia

Por Rodrigo Vidal


Es de sabios aprender de los errores, no hay duda. Convencido estoy que fue una verdadera tomadura de pelo la “iniciativa ciudadana” del voto nulo el año pasado, movimiento al cual me sumé, apoyé, impulsé y ejercí. Sin embargo, los resultados que muchos esperábamos después de la elección ni equivocadamente se asomaron.

Dije sí a la anulación del voto como una manera de mostrar la inconformidad que mucho tuvimos por la oferta política de tan baja calidad que mandaron los partidos, de rechazar a los candidatos que postularon todos los organismos políticos, pues no estaban a la altura de ser dignos legisladores federales (y en la mayoría de los casos, ha sido cierto).

Candidatos que fueron producto de la imposición dentro de sus partidos políticos, en prácticas nada democráticas, que ahora se mueven según los intereses de grupo y no los de los ciudadanos que les dieron el voto, a quienes supuestamente representan.

Participé en la elección del 5 de julio de 2009 anulando mi voto porque coincidía con las 23 razones de Denise Dresser para anular el voto como un mecanismo de protesta. Junto conmigo, anulamos la boleta un millón 867 mil 729 electores, más de los que votaron por el PT, Convergencia, Nueva Alianza y el PSD, Primero México y Salvemos México a nivel nacional.

En Veracruz fuimos 97 mil 905 ciudadanos que ejercimos el voto nulo, más que los que votaron por el Verde Ecologista, el PT, Convergencia, Nueva Alianza, PSD y Salvemos México.

¿Y de qué sirvió? De nada, porque esperábamos el debate nacional posterior a la elección, porque los partidos políticos y el mismo Instituto Federal Electoral ignoraron la señal enviada a través de estos resultados. Porque ningún organismo dio muestras de reconstrucción tomando en cuenta las claras y evidentes señas de desgaste y descomposición del sistema partidista en México, que tocó a todos.

Es decir, “la priización”, que se expresa en el clientelismo, el corporativismo y la impunidad de todos los partidos políticos a la que se refirió Dresser, persiste hoy en día. Para muestra, el proceso electoral que ya vivimos en Veracruz: candidatos producto de la imposición, en todos los partidos; propuestas resumidas en llanos slogans publicitarios, absurdos y que ofenden la inteligencia de cualquiera; todo el aparato trabajando por conservar el poder a costa de lo que sea y el resto por alcanzarlo.

Pero en esta ocasión, la protesta no será mediante el voto nulo. No. Es hora de dar el siguiente paso e insistir en ciudadanizar las instituciones, exigir como premisa máxima la rendición de cuentas, el respeto a la voluntad popular y la inclusión de la misma en los programas de desarrollo. Esto lleva implícito un profundo ejercicio de análisis y valoración de cada uno de los candidatos, sus propuestas, la manera en las que son presentadas, sus equipos, aquellas personas que los rodean y serán parte del gobierno, de su pasado como funcionarios públicos (ya que muchos vienen de brincar de un puesto a otro).

Estamos obligados a ver con lupa cada uno de los personajes que quieren ser alcaldes, diputados y gobernador. ¿Por qué quieren? Y por supuesto que la respuesta no está en sus slogan de campaña (viene lo mejor, Veracruz para adelante, hablo menos hago más), sino en sus acciones.

Hoy votar se ha vuelto en un asunto de vida o muerte, de progreso o retroceso en serio.

¡Qué pesados!
Durante el desfile de modas, digo el acto de presentación de Alfredo Gándara I como candidato del PRI a la alcaldía de Poza Rica, sus achichincles arremetieron contra don Palermo Galindo, un topógrafo jubilado que acudió al acto de concentración en la plaza cívica 18 de Marzo para hacer una pacífica protesta.

Disfrazado de urna electoral y con una pancarta que decía “Mi voto por tu promesa”, don Palermo, quien es conocido en la ciudad por su actitud crítica ante las decisiones que han tomado las autoridades, como ampliar el bulevar Ruiz Cortines sacrificando el área verde; por su trabajo constante a favor del medio ambiente y el cultivo de alimentos para autoconsumo, fue agredido por los priistas durante el acto de Gándara Andrade, quien hace una semana pregonó el respeto por la libertad de expresión… ¡mijo! que si no lo hubiera hecho.

Por cierto, el año pasado cuando iniciaba la ampliación del bulevar, don Palermo colocó una manta sobre el puente peatonal ubicado frente a la escuela María Enriqueta, a unos metros del Palacio Municipal, rechazando la destrucción de los jardines del camellón. Fue el Secretario Particular del alcalde quien ordenó y supervisó la detención de don Palermo con el uso de la fuerza pública… el alcalde en ese entonces era Pablo Anaya hoy precandidato a la diputación local. Me queda claro que don Palermo no votará por el PRI.

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(Publicado el 16 de abril de 2010)

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