Zona de Tolerancia
Por Rodrigo Vidal
La política de Desarrollo Comunitario Sustentable que Petróleos Mexicanos intentó introducir en la explotación del Proyecto Chicontepec o Aceite Terciario del Golfo (ATG), fue mucho más difícil de extraer del papel que el petróleo en esta región.
Hoy, en las comunidades tocadas por la industria petrolera, el progreso esperado se transformó en daños. Es visible el deterioro físico que generó la perforación de pozos y el paso constante de vehículos en las zonas rurales de los municipios veracruzanos y poblanos donde se ejecuta el proyecto Chicontepec.
Caminos destrozados, parcelas contaminadas o destruidas y en su lugar pozos o macroperas, viviendas dañadas por la detonación de explosivos, cerros devastados, la zona arqueológica ubicada en La Laja, Coatzintla, destruida por completo; todo esto queda evidente a simple vista.
Pero hay otro, el daño social cuyo costo es más elevado. La tranquilidad de las comunidades y su estilo de vida se irrumpió. El Desarrollo Comunitario Sustentable no importó, pues la prioridad era explotar, a cualquier costo, ¡y vaya que salió caro!
El esquema de contratación que Pemex aplicó, hizo que para las compañías trasnacionales y nacionales, fuera prioritario obtener las metas de perforación y extracción de crudo, dejando de lado el cuidado de las comunidades de los 12 municipios perjudicados.
Por eso no importó atropellar, amenazar, agredir la vida en las comunidades; no importó la prostitución de sus jóvenes, ni el incremento en el alcoholismo, no importó el enfrentamiento entre campesinos y trabajadores petroleros, no importó tampoco la contratación de obreros con bajos salarios y ninguna prestación.
Para hacer posible el Proyecto Chicontepec, no importó que hoy en La Laja, Coatzintla los habitantes no sólo tengan que soportar los riesgos propios de la industria, sino ahora la prepotencia de los dueños y representantes de una compañía, COPA, que tiene amenazados a los vecinos.
No importó arrasar los cultivos, pagar poco por ellos y ahora mantener detenida la producción, mientras la comunidad se encuentra dividida por las posturas de aquellos que defendieron su tierra y los otros que vieron en la industria petrolera el negocio de sus vidas. Son sólo ejemplos de muchos.
Chicontepec fracasó, no sólo por los resultados tan bajos en la producción y los altos costos en la perforación, sino porque Pemex no logró otorgar beneficios a las comunidades manteniendo el equilibrio entre la industria y las costumbres de los pueblos, al contrario, les dejó problemas que fracturaron la vida de la gente, y es posible que permanezcan cuando las empresas ya se hayan ido.
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(4 de diciembre de 2009)
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