domingo, 3 de octubre de 2010

Del pueblo para el pueblo

Zona de Tolerancia



Rodrigo Vidal

El pueblo, esa masa multiforme, y no por ello deforme, a la que refieren constantemente políticos, autoridades, dirigentes de partidos, candidatos, líderes y pseudo líderes de colonias, diputados, senadores –los representantes del pueblo-, nunca ha dejado de moverse, pero a veces lo hace de una manera tan discreta que parece inerte.

Hoy el pueblo se moviliza, y se moviliza más, aunque sus direcciones son distintas, a veces opuestas, sin embargo, se mueve. Quien aún está en espera de movimientos sociales como los que dieron pie a la Independencia y Revolución en México, y cree que estos deban ser armados, con ciudadanos corriendo por las calles portando rifles y tomando por asalto los inmuebles del gobierno, quizá deba entrar al cine –no confundirlo con la guerra del narcotráfico-.

Basta estar atentos para notar que en 2010 el plazo histórico se cumplió. México de nuevo se levanta en muchas voces que hoy, en cada rincón del país y a su modo, están reclamando justicia social, igualdad, garantías a sus derechos, seguridad, tolerancia, inclusión, libertad –de expresión, de libre tránsito, de culto, de manifestación-, repartición justa de tierras –sí, auque digan que el reparto agrario terminó-, educación, servicios de salud, jornadas laborales justas con salarios dignos, respeto a lo que establece la Constitución, producto de los movimientos de Independencia y Revolución, pero que las autoridades se empeñan en no hacer valer.

Hay una movilización enorme e impresionante de un pueblo que ayuda a las personas damnificadas en Veracruz, Tabasco, Chiapas, Oaxaca, Guerrero. No sólo damnificadas por fenómenos naturales, sino por malas políticas públicas y peores políticos. Estos últimos tienen en su haber una estela de daños mayor que cualquier meteoro que haya afectado a México en su historia.

Sí, también hay indiferencia, inmovilidad, inercia social producto de una de-formación en la que medios electrónicos -la televisión, principalmente-, han sembrado para arraigarla a la cultura del pueblo y mandar a dormir al México bronco con las novelas y los noticiarios televisivos.

Por fortuna, aunque parecen muchos, no son “todo el pueblo”. Hoy, muchas mujeres apagaron la televisión y decidieron salir a luchar pos sus derechos, hace años lo hacían solas, pero hoy las acompañan sus parejas, sus hijos y amigos varones concientes de la necesidad de una cultura de igualdad.

Hoy marchan homosexuales, lesbianas, bisexuales, transgéneros, travestis, acompañados también de sus padres –porque crecieron en el seno de una familia, no se formaron de manera espontánea-, hermanos e hijos. Hoy siguen marchando obreros, estudiantes, médicos, maestros y hasta empresarios tuvieron que dejar la comodidad de sus oficinas para pedir por justicia y mayor seguridad.

Los niños acompañan a sus padres para reclamar mejores condiciones en sus escuelas y más calidad en la educación. Se manifiestan deportistas, esos que no salen en la televisión y que practican disciplinas distintas al fútbol, y que por méritos propios destacan en sus áreas.

Hoy protestamos periodistas por ejercer la profesión en el país más peligroso para los comunicadores en todo el mundo: México. Alzan la voz los adultos mayores para que mejoren sus pensiones; reclama una calidad de vida digna, luego de años de trabajo por este país.

Hoy se movilizan muchas madres para localizar a sus hijos extraviados o secuestrados, para esclarecer el asesinato de sus hijas, no sólo en la frontera norte del país, también en el Estado de México y Veracruz, que ocupan los primeros lugares en feminicidio.

Los universitarios, estudiantes, académicos, investigadores, reclaman mayor presupuesto a la educación pública. Los tianguistas están plantón permanente, quieren trabajar y la opción que el sistema económico del país les ha dejado es la informalidad.

La lista es interminable: los campesinos, los mineros, los migrantes y sus familias, los defensores de los animales, los promotores culturales y artistas, los pescadores, y súmele los que por espacio y mi memoria llego a omitir.

El pueblo, el pueblo se mueve. Avanza imparable y cada vez con más fuerza. Quien intente detenerlo será arrollado, es mejor sumarse al movimiento de lucha por el bien común, la igualdad, la justicia, la tolerancia, la seguridad, el respeto. Basta abrir los ojos para darse cuenta. Es momento de subirse al tren revolucionario del 2010.

Aprovecho para hacer dos invitaciones para el próximo domingo: a las 11 de la mañana, la marcha por la aprobación de la Ley de Protección Animal del Estado de Veracruz. Salimos del parque Tecajetes hasta la Plaza Lerdo en esta capital.

Y por la noche, acuda a ver Alta Sensibilidad, una obra de teatro que los reta a no sentir. Es a las 20:00 horas en el auditorio del Ágora de la Ciudad. No deje de enviar sus comentarios, quejas y sugerencias a: rodrigovp76@gmail.com y seguirnos en Twitter: @ZonaDtolerancia.

No hay comentarios:

A mi me gusta la Zona