jueves, 7 de octubre de 2010

Mi guía

Zona de Tolerancia



Rodrigo Vidal

La Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) publicó una guía en Internet, que de ningún modo puede servir como chaleco salvavidas para periodistas y activistas, pero que tiene como finalidad “contrarrestar la situación violenta que enfrentan defensores de derechos humanos y periodistas en nuestro país”.

El folleto denominado Guía para implementar medidas cautelares en beneficio de periodistas y comunicadores en México, fue presentado por Raúl Plascencia, titular de la CNDH, durante las Jornada por el Derecho a Defender y Comunicar, que se realizó ayer en la ciudad de México.

La citada guía no es otra cosa que un mecanismo en el que se enseña paso a pasito a los activistas y comunicadores a solicitar medidas cautelares para su protección (no es una fórmula de inmunidad, no lo crean así) en caso de que alguno se sienta dentro de una situación de riesgo (claro, siempre que lo identifique antes que sea demasiado tarde).

El documento explica que, si el periodista siente pasos en la azotea… en la calle, en la oficina, en el automóvil, a donde vaya, debe formular una solicitud a la CNDH donde contenga “una propuesta de medidas específicas de protección a fin de que las autoridades responsables brinden una óptima protección y tomen en cuenta las especificidades del caso”.

Por supuesto, “estas medidas serán acordadas con el beneficiario, tomando en cuenta los Elementos Esenciales para la Implementación de Medidas Cautelares” incluidos en la Guía, “que incluyen elementos de temporalidad, fuerzas policiales, telecomunicaciones, atención médica y psicológica, preservación de datos y seguimiento”.

La propuesta de “medidas específicas de protección” debe elaborarse siempre en coordinación con los periodistas y comunicadores afectados (o sus representantes), “ya que esto pudiera prevenir que las medidas resulten inadecuadas o no se cumpla con el objetivo de prevenir la situación de amenaza, hostigamiento o daño irreparable en su perjuicio”, en pocas palabras, que el remedio no salga más caro que la enfermedad.

De igual manera, las medidas cautelares deben ser analizadas “casuísticamente” y solicitarse de manera específica, ya que cada caso es distinto y no existe un modelo estandarizado en que se pueda lograr acoger, de manera integral, las necesidades de protección para los periodistas o comunicadores de modo similar.

Posteriormente, la CNDH y el beneficiario realizarán un seguimiento puntual de la implementación de las medidas solicitadas, a fin de evaluar su efectividad, así como su retiro o extensión, porque puede extenderlas hasta el tiempo que sea necesario.

“Las medidas otorgadas por la CNDH tendrán vigencia por un plazo de 30 días, que podrá ser prorrogado por el tiempo que sea necesario, siempre y cuando se manifiesten los motivos que dieron lugar al mismo”.
Suena fácil, pero no lo es, porque las medidas dependen de que las autoridades correspondientes las acepten: “la autoridad estatal o federal cuenta con un plazo de 24 horas para determinar respecto de la aceptación de las medidas solicitadas”.

Si llegase a ocurrir así, “en un plazo de 48 horas a partir de la aceptación de las medidas, la autoridad estatal o federal deberá entrar en contacto con la CNDH y el beneficiario para acordar la estrategia de instrumentación de las medidas”.

Se aplaude el esfuerzo. Soy periodista y siento preocupación por lo que ocurre en el gremio, pero soy conciente que es reflejo de una descomposición y disfunción del sistema de seguridad pública e impartición de justicia a escala nacional, y ahí, es obligación del Estado garantizar seguridad a todos por igual… a todos.
Comentarios, quejas y sugerencias, dirigir a: rodrigovp76@gmail.com y síganos en Twitter: @ZonaDtolerancia.

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