lunes, 4 de octubre de 2010

Punto de no retorno

Zona de Tolerancia



Rodrigo Vidal

Por años los gobiernos consideraron que los pronósticos científicos sobre el comportamiento del clima como consecuencia del calentamiento global eran percepciones fatalistas de un futuro que no ocurriría. Se hicieron cientos de investigaciones alrededor del mundo para demostrar incluso la existencia de este fenómeno ocasionado por la actividad del hombre.

Una vez que no quedó duda del calentamiento global comenzaron a dibujarse algunas acciones, que más bien parecían meros protocolos que debían cumplir las naciones del mundo para tener acceso a financiamientos y atraer inversiones. Todavía veían lejano que aquellos pronósticos de destrucción ocasionada por la alteración de los ciclos del clima se cumplirían.

México se sumó a trabajar En los Compromisos del Nuevo Milenio, que entre otras acciones obliga a los países industrializados a reducir la emisión de gases invernadero que generan el calentamiento global, mediante el uso de energía alternativa para dejar de usar el combustible fósil.

Pero como en muchos otros acuerdos internacionales a los que se ha sumado este país, no se ha cumplido la meta. Un informe reciente revela que las emisiones de gases invernadero durante 2010 se mantienen muy por arriba del compromiso adquirido por las naciones. Los gobiernos, pues, no están haciendo su tarea.

Quizá convencidos de que el futuro predicho no los alcanzaría, siguieron trabajando en acciones protocolarias en contra del cambio climático, es decir sólo en papel, creando leyes, normas y programas de gobierno, pero sin aplicar ninguno.

2010 ya pasó a la historia como el año en el cual se registraron las temperaturas más elevadas en todo el mundo, incluyendo México. Para nuestro país, también es el año en el que más precipitación pluvial se ha tenido desde hace más de medio siglo. El clima en las estaciones se ha vuelto más extremo.

A muchas naciones en el mundo poco les importó estas señales que en su momento fueron detectadas por científicos, por ejemplo nada hicieron por detener la devastación de las selvas en Asia, África y América. No les interesó la lista roja de especies de flora y fauna en peligro de extinción. Sí, se crearon reservas naturales, áreas naturales protegidas, pero no se destinó el presupuesto para garantizar la vigilancia y su protección, y hoy todavía esas zonas son blanco de saqueo y destrucción.

México, como muchos otros países no ha hecho su tarea y en lo poco que avanzó lo hizo mal o a medias. Hace algunos años la preocupación del grueso de la población hacia los bosques y selvas era escasa, los agricultores y campesinos, las comunidades indígenas, fueron los primeros en notar el cambio, pero también fueron ignorados.

Hoy la devastación –que llamaría yo, modificación del entorno-, ya no se registra en la lejana selva o en el bosque olvidado. Hoy las grandes urbes resienten estos efectos, con consecuencias desastrosas para millones de seres humanos.

Ya no son sólo las regiones áridas de África las que mantienen un éxodo permanente por la falta de agua y alimento, hoy en Veracruz, millones de personas fueron evacuadas de sus hogares por los efectos de la lluvia excesiva. Todas esperan volver a sus casas, sus barrios, sus comunidades, pero algunas quizá no lo hagan.

Dicen que nunca es tarde para comenzar a tomar conciencia, pero aún recuerdo las palabras de Pablo Elorza, biólogo de la Universidad Veracruzana en el norte del estado, que hace un año sentenció: “siento que inevitablemente vamos a un punto de no retorno” en cuando a daño ambiental. ¿Habremos llegado ya?

Este lunes fue el Día Mundial del Hábitat, por eso los invito a reflexionar y actuar. Se reciben comentarios, quejas y sugerencias y síganos en Twitter: @ZonaDtolerancia

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