miércoles, 6 de octubre de 2010

Cuántos y de a cómo

Zona de Tolerancia



Por Rodrigo Vidal

Desde que tengo memoria (también había aullidos), la oferta de Programas denominados por el Gobierno como “sociales” ha sido vasta. México tiene programas hasta pa’ aventar pa’ arriba.

En este mercado de programas mal llamados “sociales” (que en cada sexenio cambian de nombre) los hay de todo y para escoger, eso sí, con resultados cuestionables en función del nivel de pobreza que aumenta y aumenta en el país.

¿Se acuerdan del año 2000? Muchos creyeron que la transición de un partido político en el poder (antes PRI-AN ahora PAN-PRI), creyó que mucho de lo que había iba a cambiar, pero pronto sabríamos que no. Los programas, igual en gobiernos priistas como ahora en los panistas, se hacen y reparten según los intereses y conveniencias de los políticos gobernantes, no de la supuesta clase a beneficiar.

Estos programas, más que la solución, son parte del mal que hoy mantiene hundida a la nación. Con los años, los programas clientelares acabaron con los sistemas de organización natural en las zonas rurales.

Por ejemplo convirtieron a los productores y campesinos, en dependientes de los recursos que los programas otorgan mes con mes. Debilitaron al campo, que hasta hoy sigue esperando esa tecnificación revolucionaria prometida sexenios atrás (la última vez, si mal no lo recuerdo fue con Carlos Salinas de Gortari que escuché algo parecido, y en Veracruz, con Tío Fide)

Con Fox el único campo que se benefició fue el rancho de su familia en Guanajuato. Con Calderón, el esquema es similar al de Solidaridad empleado por Salinas, muy agresivo en cuanto a difusión se refiere, pero con resultados que son cuestionables por lo nulo de sus alcances

Por ejemplo, el Programa 3x1 para Migrantes, que sólo tiene 387 beneficiarios en todo el país, 44 en Aguascalientes, 46 en Chiapas, 32 en Chihuahua, 117 en Durango, 39 en Guanajuato, tres en Jalisco, 29 en Querétaro, 77 en San Luis Potosí y un dato curioso, en 2008 eran 35 en Michoacán, hoy ese programa no aplica en esa entidad (según las cifras que la Sedesol publica en su página de Internet).

En México, el total de personas beneficiadas con 18 programas sociales (que en 2008 todavía eran 15, pero con la fusión, ampliación y desaparición de algunos se modificó la lista), es de 41 millones 974 mil 507. El menú de la Secretaría de Desarrollo Social es el siguiente (tome dato de su favorito): Programa 3x1 para migrantes, Programa 70 y más, Programa de atención a jornaleros agrícolas, Programa de Apoyo Alimentario, Programa de Desarrollo Humano Oportunidades, Programa de empleo temporal (PET), Programa de guarderías y estancias infantiles para apoyar a madres trabajadoras, Programa de opciones productivas, Programa Hábitat, Programa de rescate de espacios públicos, Programa de apoyo a los avecindados en condiciones de pobreza patrimonial para regularizar asentamientos humanos irregulares, Programa para el Desarrollo de Zonas Prioritarias, Programa de Abasto Social de Leche, Programa de Ahorro, Subsidio y Crédito para la Vivienda “Tu Casa”, Programa de Vivienda Rural, Programa del Fondo Nacional de Fomento a las Artesanías, Programa de Esquema de Financiamiento y Subsidio Federal para la Vivienda “Esta es tu casa”.

Entonces, desarrollo social es lo que menos se consigue con este coctel de programas, pues lleva a la individualización de las comunidades, los barrios y las colonias, a la dependencia gubernamental y a permanecer en la miseria. En el llamado rescate de la cultura tradicional indígena se observa muy claro cómo repercute este esquema de programitis (muy agudo), y se evidencian sus fracasos.

Aunque los participantes en ritos, danzas, orquestas, creadores de artesanías, y demás manifestaciones culturales tradicionales, tengan la intensión de preservarlos y trasmitirlos a las siguientes generaciones, la falta de oportunidades de empleo, los bajos salarios, la dependencia a programas cuyos apoyos económicos son rebasados por la inflación, hacen que dejen de lado su práctica, hasta llevarlos al olvido.

Los programas no son integrales. Cada uno tiene su fin que es muy claro, hacer personas más pobres y más dependientes de los mismos para aprovechar ese mercado en los procesos electorales.

Comentarios, quejas y sugerencias para crear nuevos programitas sociales, dejar aquí, y síganos en Twitter: @ZonaDtolerancia.

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