martes, 27 de julio de 2010

Indolente el Gobierno de Veracruz al fenómeno migratorio

El presente trabajo consta de tres partes que exponen apenas un panorama sobre el fenómeno migratorio en la entidad. En el último post, doña Viki, una mujer valiente y valiosa, cuenta una experiencia que vivió trabajando en los Estados Unidos.



Por Rodrigo Vidal


Xalapa, Ver.- La falta de voluntad política en los tres niveles de gobierno, carecer de una legislación local sobre el tema, la inexistencia de un diagnóstico general del fenómeno migratorio en la entidad, la descoordinación de instituciones obligadas a atender aspectos específicos de la migración, lleva al fracaso los programas migratorios en Veracruz y mantiene en estado de indefensión a los migrantes y sus familias.

Junto a esto, para muchos veracruzanos, el estado no garantiza las condiciones laborales y salariales que signifiquen la oportunidad de desarrollo en su propia tierra, por lo que emigrar es la opción recurrente de muchas familias, no sólo en zonas rurales, donde tradicionalmente se arraigó el fenómeno migratorio, también en ciudades como Xalapa, donde la oferta de trabajo es mal pagada en términos generales.

En 2001, doña Viky, regresó de los Estados Unidos luego de seis años de trabajar en el estado de Texas, donde vivió en condición de indocumentada. Para ella “la gente va a seguir emigrando porque es verdad que no hay oportunidades en Veracruz, una cosa es lo que sacan en los anuncios y otra lo que es: no hay oportunidades, no hay dinero, no hay manera de salir adelante”.

Ella es originaria de esta capital y tomó la decisión de abandonar a su familia, su esposo y seis hijos, en 1996 para cruzar de mojada a los Estados Unidos, pues los ingresos que obtenía por trabajar como cocinera no le alcanzaban para alimentar, vestir y calzar a sus menores, y pagar deudas.

El problema es que al volver a Veracruz las condiciones siguen siendo las mismas y todavía hoy, nueve años después de su regreso no ha obtenido el beneficio de ningún programa oficial, estatal o federal, para poner su propio negocio, que fue uno de sus planes al llegar a Xalapa.

De acuerdo con Carlos Alberto Garrido De la Calleja, responsable del Proyecto Articulador de Estudios Migratorios de Instituto de Investigaciones Histórico Sociales de la Universidad Veracruzana, Veracruz debería contar con una política migratoria propia pues los lineamientos del Consejo Nacional de Población que dictan la política migratoria en todo el país, están rebasados por la realidad veracruzana.
Esto obligaría a vincular a las instituciones del Estado en cuyos ámbitos de competencia les corresponde atender aspectos del fenómeno migratorio y que actualmente operan sin integrar programas o intercambiar información que permita tener un panorama más amplio sobre los migrantes, sus familias, la educación de los hijos de migrantes, su salud, la calidad de la alimentación, el respeto a sus derechos humanos, el estado de la vivienda, entre otros.

Sin embargo, para el director general de la oficina de Atención a Migrantes del gobierno del Estado, Mario Daniel Badillo González, la política migratoria ya está dictada por la federación. “La política migratoria como tal, de acuerdo con la Ley General de Migración, la establece el Instituto Nacional de Migración, es decir que la Secretaría de Gobernación tiene un al INM que es la responsable de ver la condición migratoria de los inmigrantes, transmigrantes e inmigrados”.
Aunque reconoce que no existe una vinculación entre instituciones y en los tres niveles de gobierno hace falta voluntad para aplicar los programas migratorios.

“Por ámbitos de competencia, la Secretaría de Salud, la SEV que tiene un programa para niños migrantes, el DIF, áreas de investigación como la UV y la Dirección creada en 2002, que es la de Atención a Migrantes, a mi juicio debería haber entre ellas una coordinación, debiera intercambiarse información, debiera intercambiarse investigación, debiera generase, como lo propone la UV, un Consejo Consultivo sobre el tema, pero depende de la voluntad y sobre todo de los presupuestos que se ejerzan sobre esa partida”.

Una solución podría ser la creación del Instituto Estatal de Veracruzanos en el Exterior o de Atención a Migrantes, considera el funcionario, y crearlo como un organismo público descentralizado con patrimonio y presupuesto propio, el problema en Veracruz es que “hace falta legislación, voluntad en los tres órdenes de gobierno y sobre todo a la hora que se presupueste se designen los recursos que permitan hacer más cosas”.

Información es poder
A través del Proyecto Articulador de Estudios Migratorios de la UV, académicos y estudiantes universitarios realizaron trabajos en la mayoría de las 13 micro regiones que agrupan los 212 municipios veracruzanos con los que formaron un panorama del fenómeno migratorio en la entidad.

Con base en ello, Carlos Alberto Garrido, concluye que Veracruz, tanto instituciones estatales como de los municipios “adolece de un diagnóstico migratorio que diga cuáles son las tendencias de pérdida de población o retorno de migrantes y el impacto económico de la migración”.

Insistió que no se ha hecho “una alto para hacer un diagnóstico social y eso servirá para hacer programas y políticas sociales” que aborden todos los aspectos del fenómeno migratorio.

En ese sentido, Badillo González coincide que “los censos migratorios sirven para identificar comunidades y debiera ir de la mano la identificación de las comunidades con un plan de desarrollo para atender la necesidad de la familia que se queda” y reiteró que Veracruz carece de este censo.

Partiendo de contar con un panorama sobre la migración, “Veracruz tiene la oportunidad coyuntural de diseñar la política migratoria del Estado, pues no es sólo del ámbito federal”, explica Carlos Garrido, para ello la Constitución prevé la concurrencia de poderes que otorga algunas facultades de la Federación a las entidades.

El problema es que en Veracruz no se cuenta con esta información y por lo tanto no existe un programa diseñado para atender el fenómeno migratorio y sus consecuencias en la comunidad. Las instituciones se tornan indolentes ante el impacto que tiene la migración.

Un ejemplo claro se presenta en la Secretaría de Salud, que carece de un programa específicos para la atención de la del migrante y su familia, y como consecuencia existe un incremento notable en el contagio del VIH en mujeres, esposas de migrantes, sobre todo en zonas rurales.

Empleo, el antídoto
Pero independientemente de lo que en materia migratoria le falte por hacer al Estado, para quien emigra, el fenómeno continuará mientras no haya fuentes de empleo y salarios dignos en Veracruz.

“No entiendo por qué el gobierno habla que Veracruz está muy acá, en Veracruz faltan oportunidades, en Xalapa ¿qué oportunidades hay?, aquí no hay industria, no hay oportunidades de empleo, sólo en el comercio, pero ¿Chedraui cuánto paga? Chedraui paga una cosa miserable”, comenta doña Viky quien atiende la cafetería Ecológica que se ubica dentro de Radio Universidad.

Ella rechaza los argumentos de que en Veracruz si hay empleo y que la gente es floja para trabajar, “pero quién quiere trabajar por 50 pesos, aquí en Xalapa hay muchos anuncios de ‘se solicitan empleados’, pero por 50 pesos por 60 al adía, y le dan todavía turno quebrado, tiene que salir a comer, le dan una hora para comer, ¿cuánto vale el pasaje, ida y venida?, 14 en la mañana, 14 en la noche y ¿si come en la calle?, debe uno de ver eso”.

Aunque ella rechaza volver a cruzar a los Estados Unidos, “porque ya no tengo 40 años, ahora tengo 50”, por tener un mejor ingreso y sacar adelante a su familia lo volvería a hacer.

Incluso tiene amistades y familiares que aún con todos los peligros, que son mayores a los que ella enfrentó cuando cruzó la frontera norte en 1996, deciden irse “para el otro lado”.

De acuerdo con el Director General de Asuntos Migratorios del estado, en estos momentos “Veracruz ha hecho esfuerzos en la generación de empleo para permitir el arraigo, por ejemplo en la tecnificación del campo, con la entrega de tractores ha permitido que se tecnifique la producción agrícola, y eso ayuda”, pero insiste, “es competencia de los tres niveles de gobierno, no se ve el fenómeno migratorio como exclusivo de una autoridad”.

Pero para doña Viky, tales oportunidades de trabajo no existen. Ella leva casi una década desde que volvió del extranjero intentando poner un negocio propio y no ha tenido acceso a ningún crédito, incluso buscó la oportunidad de atender una cooperativa escolar, pero para todo necesita “influencias”.

“Yo he peleado una cafetería en las escuelas, ¡y cuándo! si las cafeterías están bien peleadas con los líderes sindicales, con los maestros, cuándo me van a dar una cafetería escolar si yo no me codeo con esa gente, ¡gloria a dios!, porque es corrupción”.
Hasta buscó una oportunidad dentro de la Universidad Veracruzana para atender una cafetería pero los requisitos que le dieron más bien fueron condiciones para desalentarla, y lo consiguieron.
“No hay oportunidades, para qué nos engañamos, no hay, ¡de veras!, ciclos van y ciclos vienen y es la misma situación, me pidieron el voto de uno y de otro candidato, pero quien quede a mi no me beneficia; a mi el gobierno no me regala ni un vaso de agua, soy enemiga de andar atrás del gobierno lamiéndole las patas, que no me den a mí una gorrita roja o una azul porque hasta vergüenza da traerla, eso que regala es del mismo pueblo, hay oportunidad de trabajo, no hay”.

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