martes, 20 de julio de 2010

Del divertido destino vacacional al triste hogar dulce hogar

Juarochitos no querían venir a Veracruz





Por Rodrigo Vidal

Ciudad Juárez, Chihuahua.- De las mil 237 personas trasladadas hasta el momento de Ciudad Juárez al estado de Veracruz, 404 son niños y más de la mitad son auténticos “juarochos” pues nacieron en aquella ciudad, que ayer tuvieron que abandonar por decisión de sus padres.

En el décimo contingente que organizó el Gobierno del Estado para traer a familias veracruzanas que desde hace algunos años emigraron a Juárez por mejores oportunidades de empleo, viajaron 64 menores y la mayoría, 51, son originarios de esa ciudad fronteriza y uno de El Paso, Texas.

Desde ayer, Veracruz dejó de ser para ellos el destino vacacional de fin de año o de verano, para convertirse en su nuevo hogar. Algunos ya lo sabían y no querían radicar en los municipios donde sus padres nacieron, a otros la decisión los tomó por sorpresa, pero la aceptaron por dejar la violencia generada en Ciudad Juárez.

“Me siento mal, no me quiero ir, extraño a mis primas Karen, Dafne, y Leslie”, comenta mientras llora el menor Alexis León Calixto, de cinco años de edad, cuyos padres, Rigoberto y Luz María, aceptaron volver a Veracruz porque las oportunidades de trabajo decayeron en aquella ciudad.

Luz Adela León, la hija mayor de este matrimonio, tampoco lo acepta con gusto. A sus 10 años dice “no, no me parece la idea”. Y es que ambos son juarences por nacimiento. Sus padres se conocieron en la maquila donde llegaron a trabajar hace 13 años, cuando él dejó Cosamaloapan y ella salió de Oaxaca.

Para Alexis y Luz Adela, ciudad Juárez lo ha sido todo y Veracruz sólo representaba la oportunidad de ver al resto de sus primos. La niña acaba de terminar el cuarto grado de primaria con promedio de 9.3, pasó a quinto año y cuenta que le resultó difícil despedirse de sus amigos.

“Si supieron mis amigos que me voy, me dijeron que me iban a extrañar y que me querían mucho y también los quiero mucho a ellos. No, no me parece la idea –de vivir en Veracruz-, más o menos como que no, es que yo voy a extrañar aquí a mis amigos y a mi tía que está aquí”.

Rigoberto León, el padre de los menores considera que si ellos deciden, al llegar a jóvenes, volver algún día a Ciudad Juárez para radicar, respetará esa decisión pues él también la tomó 13 años atrás.
Los tres hijos del matrimonio entre Jorge Santiago y Oralia Domínguez también nacieron en ciudad Juárez, “ellos incluso se sienten tristes, porque aquí nacieron y aquí tienen sus amigos y pues el cambio si va a ser drástico, si se sienten mal”, comenta el padre y lo confirma su hijo mayor de ocho años, Jorge Alejandro, “me siento mal porque me voy”.

Incluso confiesa que no pudo despedirse de sus amigos porque no sabía que sus padres habían decidido volver a Veracruz. Ellos llegarán a Minatitlán, donde se encuentra el resto de su familia. Jorge Santiago aún permanecerá unos días más en Ciudad Juárez mientras concluye el trámite del traspaso de su casa. Explica que desde enero envió su currículo a varias empresas y entrará a trabajar en una compañía en Coatzacoalcos.

Misael Montoya llegó a Ciudad Juárez en 1997. Ese mismo año conoció a la que hoy es su esposa, Ana Lilia, y del matrimonio nacieron dos hijos: Liliana, en Juárez, y Misael, en El Paso, Texas, “porque queríamos que nacieran allá, pero cuando nació la niña no teníamos visa”.

A diferencia de los otros niños, Liliana dice estar feliz por el cambio a Veracruz, aunque no fue fácil cuando se despidió de su mejor amiga. “Fui a la casa de una amiga mía y luego nos despedimos y nos tomamos una foto, ella dijo que me iba a extrañar y cuando me iba a ir, mi amiga estaba llorando y cuando abrió la puerta me dio un peluche… si la voy a extrañar mucho”.

De todas las emociones que había entre los menores que esperaban pacientes en el aeropuerto de Ciudad Juárez, había una en común y era la expectación por volar. Hasta ayer ninguno había viajado en avión y fue más evidente cuando la aeronave despegó y en todo el aparato se escucharon los gritos y las risas de los niños por vivir esa experiencia.

Durante el vuelo no cesaron los comentarios de lo cerca que estaban las nubes, del Pico de Orizaba “la montaña con nieve”, o de observar el mar desde las alturas. Al descender del avión, antes de llegar al hangar del Gobierno del Estado donde los recibió el gobernador Fidel Herrera, Alexis León sonreía y abrazando su enorme perro de peluche dijo que “mejor ya me quedo en Veracruz”.

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