martes, 7 de septiembre de 2010

Saco roto

Zona de Tolerancia



Rodrigo Vidal

Si alguno de ustedes, amables lectoras-lectores, realizaron algún trámite ante cualquier dependencia de uno de los tres niveles de gobierno (federal, estatal y municipal), en algún momento de sus vidas, conocen de la burocracia mexicana.
Estrés, dolor de cabeza, mareo, sensación de vómito, enojo, hastío, son algunos de los síntomas que presentan las personas (no precisamente en ese orden y puede ser una o la combinación de varias), que se enfrentan a algún trámite burocrático engorroso, sin importar si al final salió bien librado de ahí.

Su usted no ha logrado superarlo, le recomiendo detenerse en este momento de la columna y pasar al tema del día en Los Políticos de Salvador Muñoz. Pero si goza de buena salud y sus nervios son de acero, siga en la Zona, porque esto que viene le va a doler.

La organización civil México Evalúa –yo imagino que en varias tardes de ocio-, realizó un análisis sobre la aplicación del presupuesto nacional, encontrando el siguiente resultado: el gobierno mexicano dedica un 87 por ciento del presupuesto a temas sociales como la educación, la salud y la equidad social, pero la mayor parte de ese dinero la usa para ¡pagar sueldos!

¡Sí!, para pagarles a esos burócratas que más de alguna cana verde le han sacado. Mire usted, el país gasta proporcionalmente más en educación que países como Australia, Francia, Italia o Estados Unidos, todos ellos miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) ¿Cómo ve?

El porcentaje para la educación en México es del 15 por ciento de su presupuesto total, cuando los miembros de la OCDE dedican en promedio 9 por ciento. Pero la mayor parte del dinero, el 97.6 por ciento se usa en sueldos no sólo de maestros, ahí van incluidos delegados, inspectores de zona, supervisores escolares, coordinadores, comisionados para cualquier cosa que se pueda ocurrir, secretarias y demás.
Pero toda esta inversión no se no se refleja en un mejor desempeño escolar de los alumnos mexicanos en exámenes de conocimiento internacionales, como la Prueba PISA.
El gasto en construcción de escuelas, mantenimiento y operación escolar, es mínimo, concluyó el análisis Evaluación del gasto en educación, salud, infraestructura social 2010.
Pero si esto ocurre en educación, en salud es para morirse. En 1990 México invertía mil 235 pesos por persona y 18 años después, en el 2008, el gobierno mexicano destinó más del doble: 3,125 pesos por persona.

Sin embargo, aclara el análisis, el gasto en burocracia es el más alto de los países de la OCDE. México Evalúa destacó el caso del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), donde por cada médico de primer nivel hay 20 trabajadores como médicos titulares, asistentes, personal de limpieza, administrativos y jefes. En consecuencia, el dinero se destina a los sueldos, y no a la atención de los pacientes, la mejora en la infraestructura o la atención médica.

En equidad social, ahí le van las cifras: el 60 por ciento del gasto social en equidad social (acceso a la educación básica, salud para la población no asegurada y combate a la pobreza) se destina a la población que menos lo necesita.

El resultado, dice el análisis, es que mientras 20 por ciento de los mexicanos más ricos tienen 35 por ciento de probabilidades de llegar a la universidad, los más pobres sólo tienen 10 por ciento de probabilidades de lograrlo.

Mucho dinero mal aplicado. Y noten que en el caso de educación y salud, se trata de dos áreas dominadas por sindicatos influyentes y económicamente poderosos. Es simple observación, nada personal.

Quizá poco lamentáramos al conocer este análisis que hizo México Evalúa, si la burocracia fuera funcional en proporción con lo caro que resulta. Comentarios, quejas y sugerencias para ganar más haciendo menos como burócrata, dejar aquí y en Twitter: @ZonaDtolerancia.

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