¿Desastre natural?

Zona de Tolerancia



Rodrigo Vidal

El término “desastre natural” está íntimamente ligado a las actividades humanas más que a cualquier ecosistema de la naturaleza. Si llueve mucho en la selva, el bosque, la estepa o el desierto, y no hay humano que lo padezca no existe desastre, pero ocurre todo lo contrario si el torrencial aguacero cae sobre la ciudad.

En el primer caso no hay “desastre natural”, en el segundo, sí. Las dimensiones del “desastre natural” se medirán en proporción a la tragedia humana. Recientemente Tlacotalpan, Minatitlán, Coatzacoalcos, Zongolica, el Puerto de Veracruz, Cardel, Medellín, antes Tantoyuca y Tempoal, pero también Poza Rica, Papantla, Gutiérrez Zamora, Álamo y Pánuco. En todos esos municipios veracruzanos el daño por fenómenos meteorológicos se generó en zonas habitadas, de manera irregular como regular.

La necesidad y el negocio de la vivienda fomentan la creación de asentamientos humanos en zonas de riesgo. En ambos casos los responsables tienen nombre, apellido y cargos públicos.

No llamemos pues “desastre natural” a algo que no lo es. La naturaleza sólo se mueve en los espacios que, con orden preciso, siempre ha utilizado.

Historias de sitios creados rellenando humedales y barrancas, de cerros “rebajados”, construidos sobre zonas cavernosas, suelo blando o en lomas, en las costas destruyendo manglares o limitando el cauce de los ríos al eliminar sus zonas de amortiguamiento natural en temporada de lluvias, se repiten.

De esa manera, en esos lugares no adecuados se construyen fraccionamientos y zonas habitacionales, centros hoteleros y comerciales, para después presumirse como un triunfo del hombre sobre la naturaleza. ¡Cuánta soberbia!

Le necesidad de vivienda alimenta la ambición irresponsable de constructores y desarrolladores de vivienda, así como de autoridades que otorgan todos los permisos, bueno, casi todos, porque olvidan el de la fuerza de la naturaleza.

En la columna anterior mencionaba la necesidad de incluir en la consolidación de la cultura de protección civil el asegurar los bienes ante fenómenos naturales, hoy agrego que fiscalizar y transparentar los permisos que otorgan las instancias gubernamentales para la creación de asentamientos humanos, también debe ser parte importante esa cultura.

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