Zona de Tolerancia
Rodrigo Vidal
En esta ocasión seré sólo presentador de un texto que el autor, Facu Mant, autorizó reproducirlo para los lectores de la Zona. Es el comentario que escribió sobre una nota publicada en Milenio que informaba de la campaña de un grupo religioso de Hidalgo en contra del matrimonio homosexual, argumentando que eso dice la Palabra de Dios. El autor es teólogo especialista en Valera Antigua, y aquí está su colaboración que respeto íntegra:
Dios creó hombre y mujer, es cierto, pero los homosexuales siguen siendo hombres y mujeres. Según el génesis el mundo existe solo hace 10 mil años ¿También crees eso?
Dos versículos en levítico condenan la homosexualidad: el primero es Levítico 18: 22 en el cual, según la versión Reina Valera Antigua, se dice que: “No te echarás con varón como con mujer: es abominación”. El otro versículo es Levítico 20:13: “Y cualquiera que tuviere ayuntamiento con varón como con mujer, abominación hicieron: entrambos han de ser muertos; sobre ellos será su sangre”.
Es totalmente comprensible que al leerlos aisladamente se tenga claro que Dios prohíbe y condena a la homosexualidad puesto que, al parecer, ésta es una abominación y cualquiera que realice tales actos merece la muerte. Ahora bien, esta simple y llana condenación está basada en la idea de que, lo que la Biblia dice hay que aplicarlo, no importa el precio (¿realmente estarían, los que condenan el matrimonio homosexual con estos versículos, dispuestos a matar?)
La lectura literal de la Biblia, y particularmente de la ley hebraica, es problemática dado que en la realidad el cristiano, incluso el más fundamentalista, no cumple todo lo que la Biblia dice, tan sólo por que así está escrito, ya que existen varios versículos que no aplicamos en tiempos modernos y de los cuales claramente aceptamos sus límites históricos y contextuales (Éxodo 21:7 permite vender hijas como esclavas, Éxodo 35:2 sostiene que quien trabaje en sábado debe ser asesinado,“Tu campo no sembrarás con mezcla de semillas” Levítico 19:19, etc).
Como un sabio dijo, no hay nada de malo en entender la Biblia de una forma infantil...siempre que seas un niño.
Para no caer en la ambigüedad y en la selección arbitraria de lo que debemos o no aplicar en nuestras vidas de las centenas de leyes hebraicas, es indispensable basarnos en la vida de Jesús y estudiar la ley teniendo en cuenta el contexto histórico y social en el que fue escrita. De esto se encarga la hermenéutica bíblica, que nos explica lo siguiente: es necesario analizar por qué Dios demandó el cumplimiento de todas estas leyes al pueblo judío, para después analizar y tratar de comprender la intención primera de Dios, y después de esto ver si esta intención es aún necesaria, para nosotros que nos encontramos bajo la gracia: si una ley nos ayuda a amar a Dios sobre todas las cosas y a amar a nuestro prójimo, debemos cumplirla, si una ley es el reflejo de una necesidad específica de una X época, pero no es necesaria en el contexto del cristianismo, no tenemos por qué aplicarla actualmente.
Cuando Dios estableció la ley hebraica, el pueblo hebreo acababa de dejar atrás 300 años de esclavitud y se dirigía hacia la tierra que Dios había prometido a Abraham. Los judíos no eran sino una tribu de ex-esclavos, sin leyes, sin jerarquías. En pocas palabras, no eran una nación. Pero Dios quería que estos llegaran a ser una y para esto, Él sabía las vicisitudes y problemáticas, tanto internas como externas, a las que este pueblo iba a enfrentarse. Por lo mismo, a través del establecimiento de la ley, Dios buscaba modelarlos.
Por una parte, estableciendo leyes que propulsaran y protegieran la procreación (las sociedades de la edad de bronce practicaban la homosexualidad por más que no se sintieran atraídos hacia personas del mismo sexo, por lo que lo mismo aplicado a un pueblo tan chico disminuiría la reproducción).
Por otro lado, estas leyes debían establecer también jerarquías dentro de este pueblo nómada que debía convertirse en un pueblo guerrero. Finalmente, pero muy importante, estas leyes debían incitar el sentimiento “patriótico” y el fervor dentro del pueblo para evitar que éste se confundiera y mezclara con los pueblos circundantes y sus prácticas idolátricas.
En pocas palabras las leyes judías tenían como propósito: 1) Separar y diferenciar al pueblo judío de los pueblos circundantes y de sus prácticas idolátricas; 2) Favorecer las practicas sexuales que ayudaran a la multiplicación; 3) Favorecer el patriarcado, es decir la superioridad del varón sobre la hembra como base de una sociedad nómada guerrera.
En ese sentido, la condenación de las relaciones sexuales entre hombres, tal y como están definidas en estos dos versículos, son comprensibles dentro del contexto de aquella época.
Viendo así estas leyes, comprendemos los motivos de tal prohibición y podemos discernir sus límites históricos (aplicables dentro del contexto de un pueblo nómada, guerrero). También podemos concluir que no dicen nada, ni favorable, ni desfavorable, de una relación consensual entre dos adultos del mismo sexo que se comprometen a una relación vida (matrimonio).
En Levítico, al condenarse el ayuntamiento con varón como con mujer, es decir que lo mismo le da ayuntarse con uno que con la otra, se condena la lascivia que lo motiva, que es indiscriminada y no el amor. La frase que se enfatiza es “como con mujer”. ¿Por qué esta frase no aparece cuando dice: “el que se ayuntare con bestia”? Porque no era necesaria ya que la palabra “ayuntarse” está clara. Tampoco aparece la frase en otro texto que no sea el que habla del acto homosexual. Eso demuestra que no se condena simplemente al que se ayuntare con varón sino al que se ayuntare con varón como con mujer.
Entonces, si no insistimos en aplicar las leyes hebraicas que nos forzarían a darle hijos a nuestros hermanos muertos, o a destruir hogares ¿por qué persistimos en la condenación de toda actividad homosexual, incluso el matrimonio? Simplemente, porque ser gay, se nos ha enseñado, es ser Abominable. Pero ¿Qué quiere decir abominable?
La palabra en hebreo es Toebah que quiere decir: ritualmente impuro. Un individuo era impuro del sólo hecho de ser tuerto o cojo y una mujer era impura, es decir abominable, cuando menstruaba. La noción de abominable estaba ligada más a la pureza ritual que a lo que es moralmente malo. Existe una palabra en hebreo, zimah que quiere decir lo que es malo en sí mismo; lo moralmente malo. Estos versículos no se refieren a lo que es intrínsecamente malo (zimah) sino a lo que es impuro en materia ritual (Toebah).
Pero el rechazo justificado en el fundamentalismo y el literalismo bíblico también ha recurrido a la historia de condenación y destrucción de Sodoma. Lo que no se tiene en cuenta es que las practicas homosexuales practicadas por los pueblos contemporáneos al pueblo de Israel (como Sodoma y Gomorra) estaban teñidas de idolatría y de prostitución ritual, por lo mismo Dios no quería que su pueblo tuviera parte en todo esto incluyendo la homosexualidad, que estaba en aquella época altamente ligada a la idolatría hacia sus dioses.
Otro mensaje Bíblico al que se suele recurrir para condenar la homosexualidad es Corintios 6:9. Con respecto a este pasaje, invito a buscar por ejemplo, la palabra “malakos” (traducida a “afeminado” en 1 Corintios 6 en la Concordancia Exhaustiva de Strong) y allí descubrirán que en los demás textos donde aparece es traducida como débil, delicado, inconstante, suave, enfermo y donde único se tradujo afeminado es en 1Corintios 6:9. Esta palabra pudiera significar muchas cosas en ese texto, quizá inconstante espiritualmente.
Como vemos la condenación de Levítico es en sí comprensible según el canon de la ley, pero no dice nada en lo que se refiere al matrimonio gay ahora, es decir en un contexto de adultos cristianos consensuales.
Ahora bien, siendo sinceros, si no se encuentra en estos versículos una condenación a la orientación homosexual per se (puesto que ni siquiera menciona el lesbianismo), tampoco nos indica que Dios sea favorable a ella. No es posible, si somos sinceros, llegar a la conclusión, del sólo hecho de leer estos versículos, que el matrimonio gay es permitido o condenado.
Dejándolo más claro aún, nosotros los cristianos no tenemos la ley de Moisés como norma para nuestra relación con Dios y al no tener estos mandamientos, tampoco tenemos la necesidad de aplicarla ni mucho menos sus castigos correspondientes. La ley de Moisés encerraba tres tipos de leyes diferentes: la ley civil, la ley ceremonial y la ley moral (resumida en los Diez Mandamientos). La ley moral no fue abrogada, la ley civil y la ley ceremonial sí fueron abrogadas. Dios es quien juzgará a todos, a unos por la ley de Moisés y a otros por la ley instintiva (Romanos 2:12-15).
Jesús amó a todos sin distinción y estuvo del lado de las minorías según lo que se nos enseña en el Nuevo Testamento. Recordemos que cada ser humano es porción de Dios por lo que tenemos el deber de respetarlo y de asistirlo en este caso en particular con el pleno reconocimiento de sus derechos humanos. Dejemos de sustituir la verdad por prejuicios y considerarlo la voluntad de Dios.
“Si el mundo los odia, sepan que antes me ha odiado a mí” [...] “Serán echados de las sinagogas, más aún, llegará la hora en que los mismos que les condenan... pensarán que tributan culto a Dios”.
A comentar se ha dicho. Síganos en Twitter: @ZonaDtolerancia.
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