Salvador Muñoz
Los Políticos
A veces no se puede escribir cuando uno ve, lee y oye tanto.
No se puede escribir cuando todos los días es suma de muertes, sangre y plomazos.
No se puede escribir cuando 72 muertos se suman a los 28 mil de una guerra que está traspasando los límites de la cordura.
No se puede escribir cuando los códigos están rotos, cuando el hombre ha perdido su honor y malentiende el poder que tiene al momento de tener en sus manos la decisión de una vida… o setenta y dos.
No se puede escribir cuando a unos kilómetros de esta ciudad se perpetró una matanza y es innegable pensar que lo mismo pudiera estar ocurriendo aquí y no nos hemos dado cuenta.
No se puede escribir cuando uno lee la historia de Marisolina, la salvadoreña que lavó la ropa de un hombre que se hace llamar “El Perro”.
No se puede escribir cuando Marisolina nos dice que ese hombre era el encargado de “desaparecer” a los centroamericanos que no pueden pagar rescate.
No se puede, en serio que no se puede escribir, porque da escalofríos nomás de pensar que esa mujer encontraba restos de carne humana entre la ropa sucia de ese hombre que tenía por oficio ser “Carnicero”.
No se puede escribir porque uno piensa que todo ocurre en Tamaulipas, en Nuevo León, en Guadalajara, en Ciudad Juárez y nuestras autoridades nos pintan un estado maravilloso, paradisiaco y celestial… y parece que no es cierto.
Y no es cierto porque Marisolina sufrió días y noches de angustia, retenida en una casa de seguridad durante mucho tiempo, sirviendo, atendiendo, como empleada doméstica a gente que se dedica a explotar a… centroamericanos. Ya hasta le piensa uno al poner “nuestros hermanos centroamericanos”.
Y lo peor del caso es que su captura la vivió más cerca de lo que pensamos… en Coatzacoalcos, en una ciudad de un estado donde no pasa nada.
Y así, no se puede escribir, cuesta escribir, porque sería muy cabrón no sentir al menos un poco de tristeza, pesar, vergüenza, saber que tanto en mi país como en mi estado, hay personas que perdieron el Honor porque otros perdieron la vida.
Sí, Marisolina está viva, pero ¿qué vida se puede tener cuando otras vidas que ella vio se esfumaron en cachitos dentro de un tambo mientras alguien las quemaba?
Sí, no se puede escribir porque independientemente de la incredulidad que se tiene en nuestras autoridades, quisiera uno entender dónde el hombre perdió su honor para convertirse, parafraseando a Chikatilo, en un error de la naturaleza del Sistema, porque algo ha de haber ocurrido para que los ejecutores de 72 personas o los captores de se hayan despojado de su indumentaria humana.
Y así, no se puede escribir cuando tan solo de ver, leer y oír tanta muerte, sangre y plomazo, siente uno miedo.
dor00@hotmail.com
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