lunes, 3 de noviembre de 2008

¡Penal!

Zona de Tolerancia

Por Rodrigo Vidal


Ya no es cuestionable. Definitivamente los penales del país perdieron el sentido de rehabilitación y reincersión social establecido en las leyes. Ninguno se salva. Incluso, el panorama es todavía peor: las condiciones que prevalecen en los centros penitenciarios son de corrupción de autoridades, compartida con los presos y familiares de internos; de hacinamiento, operación de mafias internas –con permiso de las direcciones-, que lo mismo controlan la alimentación, el acceso a la salud, las visitas conyugales, mejores celdas, las faenas de limpieza, entre otros aspectos de la “vida” en el penal.

Esa operación de mafias se extiende al exterior de la cárcel, mediante el uso de teléfonos celulares para la extorsión telefónica. Son el mejor caldo de cultivo para la ilegalidad, la delincuencia y el delito.

La condena para los que cometieron un delito está más al nivel de la venganza que de la rehabilitación de los infractores. Incorporan al delincuente en un sistema de mayor delincuencia y los hacen mejores criminales (o peores, según la perspectiva). Lejos de aislarlos, bajo el supuesto de alejarlos de la sociedad, les permiten continuar con su carrera delictiva.

Casos como los penales supervisados por la Comisión Nacional de Derechos Humanos, Oriente, Sur y los penales femeniles de Santa Martha y Tepepan, donde evidenciaron la red de privilegios que tienen algunos reos; o los motines que se presentaron en los penales de Reynosa, Tijuana, Culiacán, Monterrey y Zacartecas, el mes pasado, son muestra clara de las consecuencias de la actual forma de operar de los penales en el país.

Poza Rica no es la excepción. Constantemente, a lo largo de los años y con el paso de diferentes directores, los familiares de los internos denunciaron cómo ejercen el poder en el interior del reclusorio. Se trata de un penal regional que nace como cárcel municipal con capacidad para 30 personas y en ocasiones ha albergado hasta 300. Las denuncias públicas sobre el pago de prebendas dentro del penal son diversas. Hay que pagar lo mismo para evitar hacer faenas o para sostener relaciones sexuales. El verdadero control se ejerce dentro de las celdas y no en la dirección, que sólo se convierte en cómplice.

Pero queda claro que poco o nada sirve la denuncia pública. El poder que crea la operación de un penal es mayor, que reduce cualquier tipo de reporte periodístico y ya ni se diga la propia queja de un familiar. Como en muchas cosas, mientras no se decidan a terminar con la corrupción dentro de los penales y reestablecer el fin primario de rehabilitación de los internos, situaciones como el pago de privilegios y los motines, se repetirán una y otra vez.

Bienvenido paisano
Ni la federación, ni los estados (ninguno, incluido Veracruz), están preparados para recibir al menos a 1.5 millones de mexicanos que actualmente viven en los Estados Unidos (según cifras de la Asociación de Mexicanos en el Exterior), y que serán expulsados producto de la crisis económica que vive el vecino país del norte.

Eso de que nadie ha hecho nada al respecto lo dijeron dos senadores el pasado fin de semana, al exponer que ni el Gobierno Federal, ni alguno de los 31 estados del país, ha diseñado la estrategia para emplear a toda esa cantidad de mexicanos que estarán de vuelta.

Dejavú
Trabajadores al servicio de empresas trasnacionales que se encargan de la explotación del petróleo en nuestro país, se quejan de las condiciones laborales en las que se desempeñan. Carecen de las condiciones de seguridad e higiene que marca la ley, por lo que las empresas incumplen con las normas laborales vigentes. Las grandes empresas contratan a pequeñas que a su vez contratan a los trabajadores para no generar derechos con ellos. Se establecen contratos por un mes aunque las obras tengan mayor duración y así negar prestaciones. Los obreros son dados de alta en el Seguro Social con un salario por debajo del que en realidad perciben. Tampoco tienen derecho a asociarse para exigir el cumplimiento de los contratos.

Esta información se publicó ayer en Diario de Poza Rica, no vaya a creer que se trata de una nota anterior a la expropiación petrolera, donde las condiciones de los trabajadores eran similares.

Comentarios, quejas, sugerencias dirigir aquí abajito.

1 comentario:

PashmiNa dijo...

Hola

Pues mira, la corrupción y el poder dentro de los penales jamás va a terminar, ni siquiera intentando reestablecer el fin primario de rehabilitación de los internos, pues como dices, se han convertido casi en una mafia, en una red de intereses y corrupción...ya no existe el término "rehabilitación", los penales son todo menos eso y el gobierno debería tomarlo en cuenta porque no puede mantener a tantos vándalos; les cuesta mucho.

En cuanto a los paisanos que regresan, eso ya se esperaba, recuerdo que Calderón lo dijo y no estamos preparados para semejante cosa: de por sí hay escasez de empleos y negocios en quiebra... con tal cantidad de mexicanos que regresan estaremos envueltos en una peor crisis económica y social.

Malo que la gente trabaje en esas condiciones y peor que los dueños lo permitan; para eso existen las asesorías organizacionales, no creo que les cueste mucho y por el contrario, tenrán mucho qué ganar.. no sé por qué tanta desidia para impementar cambios; podrían ahorrarse problemas en cualquier momento que decidan dejar de trabajar.

Saludos!

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