Zona de Tolerancia
Por Rodrigo Vidal
Asumir que “todos somos responsables” en el tema de la criminalidad y violencia que padece el país, como lo dijo el presidente Felipe Calderón, es aceptar que cada uno de los poco más de 103 millones de mexicanos que somos, tenemos que entrarle al toro por los cuernos –¿a ver quién dice yo?-.
Y aunque enfrentar la delincuencia y la criminalidad si sea una tarea de muchos, no todos tenemos las herramientas para hacerlo. ¿Cómo entrarle si no hay certeza ni en las denuncias anónimas? Sin duda el nivel de paranoia que vivimos está justificado.
La corrupción enraizada por años en las entrañas de los tres poderes, y en los tres niveles de Gobierno, hacen creer –aunque el Presidente diga lo contrario-, que este nuevo llamado y las acciones a emprender después de la reunión del Consejo Nacional de Seguridad Pública, son otra carta más de buenas intenciones.
La voluntad por llevar un combate frontal a la delincuencia, no sólo a la organizada que es la que mediáticamente acapara la atención y los temores de todos, sino a todo tipo de delincuencia (violencia contra mujeres y niños, explotación sexual, trata de personas, discriminación, despojos, fraudes bancarios, desfalcos, malversación de fondos públicos, y muchos más), no ha quedado implícita en las acciones de los gobiernos de todos los estados y de la Presidencia de la República.
Si fuera lo contrario ¿por qué esperar tanto tiempo hasta llegar a este nivel de inseguridad para buscar el remedio, y dónde quedaron las propuestas para enfrentar la desigualdad social que existe en el país y que alimenta a la delincuencia?.
No basta con reconocer que la corrupción infectó todo el aparato de justicia y demás órganos de gobierno, pues eso ya lo sabíamos y lo venimos diciendo día con día. Entonces ¿habría que otorgar el beneficio de la duda ante esta nueva oferta de solución que plantea los gobiernos de los estados, de la República y las autoridades judiciales?
Creo que la respuesta es no. No se trata de dar segundas oportunidades per se, pues los errores en materia de Seguridad Pública se están pagando con muerte, no sólo de policías y militares, sino de ciudadanos, de familias enteras que caen en manos de la delincuencia. Ahora como ciudadanos se trata de ser vigilantes y exigentes con los compromisos contraídos en Acuerdo Nacional por la Seguridad, la Justicia y la Legalidad.
No es garantía que todos, incluidos los medios y todas las fuerzas políticas, firmaran este Acuerdo, pues no hay que olvidar que 2009 es año electoral. Así que comencemos, efectivamente, a asumir responsabilidades en el tema de la violencia y la criminalidad, y comencemos siendo vigilantes en el cumplimiento de estos acuerdos, y exigiendo que se vaya aquel que no pueda o no quiera hacerlo.
La chancla también discrimina
¿Qué de diferencia hay entre el pie de un hombre y el de una mujer? Fuera del tamaño no encontré otra. Sin embargo vi cómo a un hombre le impidieron el paso para entrar a visitar a un familiar en el Hospital Regional de Pemex Poza Rica, porque calzaba sandalias, mientras decenas de mujeres entraban y salían con sus chanclas puestas y el de seguridad no se los impedía.
Fuera del “no puede pasar”, no hubo otro argumento para este joven que quería visitar a su familiar internado. Eso me recordó también el caso del bolso o el morral en un centro comercial.
Como asiduo lector de la nota roja, me he percatado que son mujeres la mayoría de personas que cometen robos en centros comerciales, escondiendo productos en sus bolsos o en otras partes del cuerpo, sin embargo, el bolso de una mujer nunca pasa a revisión o se tiene que quedar forzosamente en el departamento de paquetería para poder ingresar a la tienda.
Pero cuando se trata de un hombre con morral, mochila o una bolsa más pequeña, no puede ingresarla. Se trata de una simple y curiosa reflexión del fin de semana sobre la discriminación en nuestra vida diaria.
El picadero
- El desabasto de antirretrovirales en el IMSS se mantiene. Esto representa un riesgo para los enfermos de VIH/Sida, pues tarde o temprano terminará matándolos. Que trágico sería que México no lograra cumplir con el acuerdo del acceso universal de medicamentos para 2010, como se comprometió durante la XVII Conferencia Internacional sobre Sida.
Lamentablemente, la situación que exponen las instituciones de salud como el Seguro Social, hacen creer que efectivamente esa meta no se cumplirá, aun cuando esté de por medio la vida de millones de infectados.
De los parroquianos
- Gracias por los comentarios hechos al tema anterior sobre la In-cultura vial y reproduzco el siguiente: Agradezco que no emplearás la frase tan sexista «tenía que ser mujer» ya que los hombres se creen los mejores al volante aunque según las estadísticas, las mujeres efectivamente son las que tienen más accidentes viales, pero son golpecines chicos ya sea estacionándose le dan al de enfrente o atrás y cosas así, pero los accidentes fuertes, donde hay pérdidas totales en los automóviles que se involucran en el accidente o pérdidas humanas, esos han sido responsabilidad de varones que van al volante ¿por qué?, pues porque ellos manejan más «a la defensiva», o sea rápido, y piensan que pueden rebasar donde se les da la gana, que si por la derecha –sabiendo que está prohibido–, que si donde ya viene una curva en carretera federal, confiándose en que «si veo desde aquí, es de noche vería las luces si viniera un carro del otro lado», etc.
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