Bartola II

Zona de Tolerancia

Por Rodrigo Vidal

Ahora sí, nos dijeron a todos como a la Bartola: “ahí te dejo esos dos pesos”, lástima que ya no alcanza para pagar ni la renta, el teléfono y mucho menos la luz. El aumento de 4.6 por ciento a los salarios mínimos representa apenas dos pesos con tres centavos para quienes vivimos en la zona geográfica B, que incluye ciudades como Guadalajara, Monterrey, Hermosillo, Tampico y Poza Rica; 2.32 pesos para la zona A, que comprende el DF y su área metropolitana, Acapulco, Nogales, Coatzacoalcos y los estados de Baja California y Baja California Sur; y 2.45 pesos para la zona C, que abarca estados como Veracruz, Campeche, Guerrero, Estado de México, Oaxaca y Chiapas.

Eso fue lo que aprobó el Consejo de Representantes de la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos (CNSM), que fue aceptada por la parte obrera que no firmó bajo protesta como en otras ocasiones solía hacerlo (que para el caso resultaba lo mismo); en esta ocasión el argumento fue que de esa manera se conservan las fuentes de empleo ante la crisis, es más, hasta se pueden crear algunas vacantes y se conserva la planta productiva. Eso lo dijo José Luis Carazo, que representa a la parte obrera dentro del Consejo.

Pero como le dije, daba lo mismo si firmaba bajo protesta o no, y en este caso que lo hizo de conformidad, mejor valía que omitiera ese discurso de defensa de los empleos y contra los despidos colectivos en el país, sobre todo cuando los pronósticos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), indican que por lo menos (por lo menos), 380 mil personas que tienen un trabajo formal, perderán su empleo en 2009. Esto lo dio a conocer la Cepal al presentar el Balance preliminar de las economías de América Latina y el Caribe 2008.

Volviendo al tema del salario mínimo, según datos del Centro de Análisis Multidisciplinario de la Facultad de Economía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), 47 por ciento de los trabajadores en México ganan entre uno y dos salarios mínimos. Partiendo de este dato me salta a la mente la pregunta obligada en cada aumento de salario mínimo ¿ya pensó qué comprar con sus dos pesos o cuatro, si bien le va, de aumento en su salario?

Le puedo recomendar: un bolillo (vale 1.50), dos chicles de cuatro pastillas, si junta cinco aumentos –es decir 10 pesos-, le alcanza para tres kilos de plátano, es el precio-promoción en los mercados de Poza Rica; para 200 gramos de tortilla, también los puede ocupar para jugar al billete raspadito de la lotería, pero sólo para raspar el billete, no para comprarlo. Dar dos limosnas de a peso o cuatro de 50 centavos, pero como no está la situación para regalar el salario que tanto trabajo le costó aumentar a la CNSM, mejor descarte esta última recomendación.

Lo que hace falta en México es una política económica coherente, que defienda el empleo y la capacidad adquisitiva de los trabajadores, y para ello sale sobrando una Comisión que regule los salarios y los reduzca a su más mínima expresión. Una de las características económicas de los países desarrollados es su equitativa distribución de la riqueza, las empresas que generan ganancias pagan bien a sus empleados para que estos a su ves gasten y generen ganancias con la compra de más productos y servicios; a un mayo salario, mayor gasto. En este sentido en México, la Comisión Nacional de Salario Mínimo no tiene razón de ser.

Pesadilla americana
Según cifras de la Oficina de Asuntos Internacionales de la Patrulla Fronteriza, más de 700 mil extranjeros fueron detenidos tras ingresar ilegalmente a Estados Unidos durante el año fiscal 2008, mientras que 386 fallecieron por diferentes circunstancias en la búsqueda del llamado “sueño americano”.

Del total de detenidos, 661 mil 766 son paisanos nuestros, mexicanos, y 62 mil 59 son ciudadanos de otros países, que en muchos casos ingresaron caminando desde México.

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