Zona de Tolerancia
Por Rodrigo Vidal
En estas fechas un espíritu invadió a las personas modificando personalidades, exagerando la manifestación de algunos sentimientos propios de la naturaleza humana, llevando a otra dimensión la dinámica diaria, haciendo que el consumismo alcance niveles insospechados en otra época del año.
Y aclaro, no se trata del espíritu navideño, al menos no como me lo habían contado (hasta campanas solía escuchar con la Navidad). Más bien se trata de un tipo de espíritu maligno que está sacando lo peor de las personas en el nombre de la Navidad.
Basta salir a la calle para comprobarlo. Esas campanitas navideñas se transformaron en estruendosos pitidos de autos de desesperados conductores que buscan llegar al centro comercial, al mercado o al tianguis, para comprar lo que “necesita” para navidad, sin importarle si quiera que se lleve de corbata a algún peatón o choque contra otro vehículo.
La amabilidad y cortesía, que de por sí no nos caracterizan como pueblo, parece que expiraron como el año que está por terminar. En su lugar quedó la majadería, la falta de respeto, el “chingar al otro antes de que me chingue a mí”, la descortesía y la prepotencia.
Diario me encuentro con personas, en el taxi, en el autobús, en el mercado, cruzando la calle, en el parque, en los restaurantes, que sacan a relucir una versión 2008 de espíritu navideño por demás bizarra. Todos quieren estar por encima de todos, si pueden arrebatan, nadie tiene más prisa que ellos, y en esa carrera de locos que se ha convertido el preparativo de la navidad, el prójimo se convirtió en enemigo.
Ahora no se trata de compartir, ahora se trata de tener el mejor regalo que el vecino, la mejor cena, el mejor arreglo de casa, la mejor fiesta (¿y la crisis? es la pregunta que me hago cuando veo el nivel de consumo que se manifiesta en estas fechas); y para tener todo esto he visto cómo se valen del atropello, la barbajanería, la descompostura, la impertinencia, la desvergüenza y la desfachatez.
Ese espíritu que actualmente controla mente, corazones y acciones de las personas que salen a la calle para preparar su Navidad, está exponiendo lo peor de la naturaleza humana, como cerdo en canal. Soy testigo de muchas situaciones que me hacen escribir esto. Es como un grito desesperado, un llamado a la cordura y regreso a los principios de respeto y solidaridad que siempre caracterizó la navidad.
Molesta, cala, duele, ofende, ver en lo que nos hemos transformados. Cómo estamos confundiendo “gimnasia con magnesia”, y hemos hecho de la navidad lo contrario, su antítesis. Y conste que no es romanticismo, sino un llamado a la cordura, a la convivencia, al respeto, a la tolerancia, que debe imperar en las relaciones sociales durante todo el año, y que en estas fechas debería hasta desbordarse por puro pretexto. Feliz navidad a todos los lectores.
Gringo viejo
La propuesta de despenalización de la homosexualidad en el mundo, que Francia presentó ante el Consejo General de la ONU el pasado 18 de diciembre tuvo el respaldo de 66 países. Sólo aquellos Estados con fundamentalismo religioso (como los países islámicos y El Vaticano), se opusieron asociados con un poderoso aliado: los Estados Unidos de Norteamérica.
El fuerte discurso religioso que ha imperado desde la Casa Blanca en el mandato de Bush, logró que ese país no apoyara la medida. México si firmó, aunque en materia de derechos LGBT, tenga varios pendientes, como la declaración del Día Nacional de Lucha Contra la Homofobia.
Algunos de los que apoyaron fueron: Alemania, Argentina, Australia, Austria, Bélgica, Bolivia, Bosnia Herzegovina, Brasil, Bulgaria, Canadá, Cabo Verde, República Central de África, Chile, Colombia, Croacia, Cuba, Chipre, República Checa, Dinamarca, Ecuador, España, Estonia, Finlandia, Francia, Georgia, Grecia, Guinea, Holanda, Hungría, Irlanda, Israel, Italia, Japón, Lituania, Luxemburgo, México, Montenegro, Nepal, Nueva Zelanda, Nicaragua, Noruega , Paraguay, Polonia, Portugal, Reino Unido, Rumania, San Marino, Sao Tome y Príncipe, Serbia, Eslovenia, Suiza, Yugoslavia, Uruguay y Venezuela.
Perú fue el único país sudamericano que no firmó. Mientras en Estados Unidos, la Asociación Unitaria Universalista de Congregaciones, junto con otro grupo de siete asociaciones religiosas, piden a la Suprema Corte de California revocar la Proposición 8, que prohibió el matrimonio entre personas del mismo sexo en ese estado.
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martes, 23 de diciembre de 2008
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