Zona de Tolerancia
“No hay libro tan malo
que no tenga algo bueno”.
Miguel de Cervantes
que no tenga algo bueno”.
Miguel de Cervantes
Por Rodrigo Vidal
México, indudablemente es un país que no tiene el hábito de la lectura, tampoco el gusto, según la Encuesta Nacional de Lectura 2006. Con esto no me atrevería aún a afirmar que somos un país de “no lectores”, pues la gente si lee, muy poco, pero lo hace.
El problema comienza quizá por la falta de contenidos en los textos que leemos y lo interesante es saber por qué recurrimos a ese tipo de lectura. La mayor parte de las personas que leen, se acercan a textos relacionados con su desempeño laboral: libros especializados, manuales, instructivos.
Luego le siguen aquellos que leen algo que les resulta de utilidad o resuelve algún aspecto de su vida, y otros por entretenimiento. Si bien la cantidad de libros que se leen es baja, pero los mexicanos leen revistas (de espectáculos, culturales, científicas, turísticas, etc.), cómics, periódicos, recetarios, entre otras ofertas editoriales distintas al libro.
Por lo tanto hay diversidad de intereses, gustos y preferencias que deberían ser tomados en cuenta al momento de fomentar el hábito de la lectura, sobre todo en las escuelas que es donde comienza, pues tampoco se trata de “consumir” libros, sino de desarrollar el gusto por la lectura, y ahí influyen causas sociales, educativas y psicológicas.
De acuerdo con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), México en 2002 ocupó el último lugar en competencias lectoras entre su población estudiantil. Esta evaluación mostró un déficit en la comprensión de textos entre los estudiantes.
Apenas el 6.9 por ciento de los estudiantes mexicanos fueron evaluados con nivel de desempeño alto, la mayoría por debajo de la media. Seis años después se promulga la Ley de Fomento a la Lectura y el Libro (28 de julio de 2008).
En la página de Internet www.leydellibro.org.mx se responde a la pregunta ¿por qué es necesaria una ley para la lectura?, y responden porque “la ley responde a una visión integral de la cadena del libro y la lectura, y pretende establecer las bases fundamentales para la definición de políticas de estado en este campo. No pretende resolver todos los problemas, sino establecer las condiciones jurídicas necesarias para el desarrollo de un país lector y de su correlato intrínseco: un sano mercado de lectores. Por ello, la ley es una totalidad orgánica: suprimir alguna de sus partes sería mermar gravemente su potencial”.
Y muestran unos datos interesantes, como que el 94 por ciento de los municipios del país no cuenta con una sola librería. Además que a un tercio de la población (30.4 por ciento), no le gusta leer y una quinta parte (19.1), prefiere otra actividad.
Si consideramos entonces que los profesores son quienes inician a los niños en la lectura, tendríamos que pedir entonces que lo hagan considerando esa diversidad de intereses, pues no es lo mismo el gusto de un niño al de un adulto, lo que para uno es interesante, para el otro irrelevante. La Ley de Fomento a la Lectura y el Libro por si sola, al igual que todas las leyes, no hará el trabajo. Las políticas que se tomen en los Estados y Municipios a partir de lo que establece la ley, marcarán el incremento de lectores o la disminución de los mismos.
Y no solo se trata de abaratar los costos de los libros, pues mucha gente no los compra sencillamente porque no tiene el gusto por leer, ya que la Encuesta Nacional de Lectura revelo que sólo uno de cada diez personas dijo que el problema económico era el principal obstáculo para comprar un libro.
Por lo tanto, después de repasar toda esta información me queda una duda, ¿por qué las autoridades municipales de Poza Rica tendrían que desaparecer la sala de lectura infantil de la biblioteca municipal Francisco Lira Lara, bajo el criterio de que son pocos los niños que llegan a leer un libro?
Es decir, para ellos la fórmula sería: si no leen, entonces la biblioteca no funciona ergo hay que desaparecerla. No le veo la lógica si lo que se trata es de fomentar la lectura en este país, sobre todo porque es deseable leer para alcanzar autonomía intelectual, ¿o será justamente eso lo que no desean?
Si gustan de escribir comentarios sobre lo que aquí leyeron, háganlo a: rodrigovp76@gmail.com
1 comentario:
Por cierto, en el caso de la sala de lectura infantil de la biblioteca municipal Francisco Lira Lara, ahi pretenden construir un caracolario de nombre "Raul Gibb Guerrero". Y como soy un convencido que en esta vida no hay coincidencias, todo pasa por algo, confirmo que Pablo Anaya está co-gobernando con la familia Gibb, dueños del periódico La Opinion, ¿o será al revés?
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