miércoles, 4 de noviembre de 2009

¡Devuelvan las banquetas!

Zona de Tolerancia

Por Rodrigo Vidal


Soy peatón la mayor parte del tiempo. Si sumo las horas de mi vida que he viajado en vehículo automotor, ya sea auto particular (siempre de aventón), motocicleta, o en transporte público como taxi, autobús –locales y foráneos-, apenas si ocuparía un año de mi vida, si consideramos que un año tiene ocho mil 760 horas. No creo superar esa cantidad.

Es decir, la mayor parte de mi tiempo camino. Y muchos así lo hacen para moverse de un lugar a otro, en distancias a veces cortas, otras más largas.

Caminar por las calles de esta ciudad de Poza Rica (la del presente, porque la del futuro quién sabe como será), me llevó a la siguiente conclusión: las vialidades están diseñadas para los automovilistas, no para el peatón. Y si a esto sumamos la incultura vial que reina inamovible en este municipio, el resultado es desfavorable para los que andamos a pie.

Hasta las banquetas, que son parte de la vialidad, son modificadas para el paso de vehículos y en ocasiones, en contra de los peatones. Los ejemplos claros los vemos frente a las cocheras de viviendas o edificios de oficinas, públicos y privados. He encontrado rampas tan pronunciadas en las banquetas que son un riesgo para quien se atreva a cruzarlas caminando.

Existen rampas en las banquetas para la entrada de vehículos a las cocheras, pero no existen, por ejemplo, para que pasen personas en silla de ruedas.

Hay espacios sobre el boulevard Adolfo Ruiz Cortines, donde las banquetas sirven para el estacionamiento de autos en batería, situación que nos obliga o a pasar muy apretados entre los autos o a bajar al arroyo vehicular. ¿Dónde? Hay varios tramos de dicho boulevard, sobre todo antes, a la altura y después del fraccionamiento Palmas, donde claro este ejemplo.

¿Les ha ocurrido que, caminan por una banqueta muy estrecha, en una calle bastante transitada, y de repente, un poste se “atraviesa” en el camino? ¿Qué hacer? Sólo bajar a la calle para librar el poste. ¿Pero si ese poste estuviera sobre el arroyo vehicular? Sin duda otro sería el destino.

Y qué decir de los cruces peatonales. Ahora que instalaron parquímetros en el centro de la ciudad (que de nada ha servido para solucionar el problema de estacionamiento y caos vehicular), algunos automovilistas optan por dejar sus autos en las esquinas, justo en el cruce del peatón, porque ahí no hay parquímetros, pero ¿y los que cruzamos la calle por las esquinas, tal como debe ser?

Tampoco pueden faltar los comerciantes, y no referiré sólo al problema del ambulantaje, también incluyo al comercio establecido que ya tomó la costumbre de hacer de las banquetas un apéndice de los negocios. ¿Y qué hacemos los peatones? Ustedes tienen la respuesta.
¿Semáforos para el peatón? Ni soñarlo. Un amigo, que ya rebasa los 60 años pero se niega a que lo consideren adulto mayor, me comentaba los problemas que para él representa caminar por las calles con tanto obstáculo que tiene que librar, tan sólo sin bajar de las banquetas. Ya ni se diga el intentar cruzar una calle. Y la lista puede ser más larga.

Ambulantes, postes, rampas, autos estacionados, comerciantes fijos, mesas, sillas, cajas, hoyos, maleza, escombros y material de construcción, basureros, hasta borrachos tirados, son algunas de las cosas que en su momento o con regularidad, obstaculizan a los peatones andar por las banquetas. Si sabe de alguno otro, coméntelo en: rodrigovp76@gmail.com

Esto es un llamado para que las autoridades que pretenden construir ciudades del futuro piensen en los problemas del presente, que en ocasiones con voluntad, sin invertir un peso sólo con la voluntad de hacerlo, se resuelven. Y conste que no hable del derecho de los discapacitados al libre acceso, porque eso da para otro tema.

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