Fracasa reforestación por falta de supervisión
Después de plantar un nuevo árbol debe supervisarse durante 3 meses para garantizar su sobrevivencia, dice especialista de la UV
Por Rodrigo Vidal
La falta de supervisión en las zonas reforestadas, provocan que los programas de reforestación fracasen, al no garantizar la sobrevivencia de la planta, consideró el biólogo Agustín de Jesús Basañez Muñoz, catedrático de la Facultad de Ciencias Biológicas de la Universidad Veracruzana.
Ante los pocos resultados que las campañas de reforestación han tenido en el país, el biólogo, que ha trabajado con proyectos de reforestación en manglares de Tuxpan, con un éxito del 70 por ciento, consideró que el problema no está en el diseño de las campañas de reforestación, sino en el seguimiento.
Comentó que el problema no está ni en la forma en que se realizan, ni en la técnica usada para la siembra de la planta. “Para mi lo importante es la supervisión después de hacer el sembrado”, al igual que la capacitación que reciban las personas que realizaron la siembra y se encargarán de supervisar el crecimiento de la planta.
Esta supervisión deberá realizarse durante los tres meses posteriores a la plantación, “pero no es una supervisión diaria, es una supervisión escalonada, e inmediatamente que detecte un problema, se debe hacer un reporte”, para reponer la planta que esté dañada o haya muerto.
Explicó que por lo regular las plantas utilizadas para las campañas de reforestación, son cultivadas en viveros donde reciben ciertos cuidados, que ya no tendrán al quedar expuestas al ambiente. Es por eso que la única manera de garantizar su sobrevivencia es supervisándolas.
“La reforestación lleva un proceso, hay varias formas de hacerla, puede ser que se tenga un vivero para las plantas, y las plantas tienen un cierto tiempo de crecimiento para luego ser trasladadas a la zona de reforestación; en el vivero tiene cuidados bajo un ambiente controlado, y cuando se llevan a la zona de reforestación se están a merced de la naturaleza y ya no tiene cuidado”.
Por ello, “lo que se pide es que, después de la plantación haya una supervisión y esa supervisión es una parte importantísima; hay que segur supervisando a la planta después de plantada para garantizar que logre su sobreviviencia. Con un 70 por ciento de la sobreviviencia es aceptable, ya que una nadie lo logra al 100 por ciento”.
En su experiencia, han trabajando en campañas de reforestación a escala pequeña con manglar, específicamente en Tampamachoco, en el Ejido Barra de Galindo, donde sembraron 30 mil plantas de manglar producidas en viveros. En este proyecto, que estuvo bajo supervisión constante se logró un éxito de superviviencia de 70 por ciento.
Además ofrecen asesoría a municipios de la Huasteca sobre campañas de reforestación y restauración. La diferencia entre una y otra es que, la segunda se hace en zonas pequeñas.
La mayor parte del territorio Veracruzano es usado para la agricultura y ganadería. Agustín Basañez no se aparta de que, por el crecimiento poblacional, la demanda de alimento aumenta y esto significa producir más, pero existe la posibilidad de hacer algunas conversiones del uso del suelo y emplear técnicas agrosilvopastoriles.
Estas técnicas permitirán conservar o restaurar parte de las áreas que se ocupan para ganado y siembra. También el estudio del suelo podrá determinar su uso, y de esa manera evitar que zonas aptas para la siembra se ocupen para ganado, y viceversa; y también impedir que las zonas de vegetación natural se conserven.
De acuerdo con la Semarnat, en 2005 se reforestaron 26 mil hectáreas con más de 30 millones de árboles que se produjeron en 39 viveros del estado.
En 2008, se plantaron 18.5 millones de más de 100 especies de árboles, entre las que se encuentran cedro rojo, cedro blanco, parota, fresno, primavera, palo dulce, caoba, roble, guaje, así como distintas especies de pino: blanco, colorado, moctezuma, ocote, piñonero y greggi.
Las entidades de la República que hasta el momento registran más plantaciones son Jalisco, con 24.3 millones de árboles; Puebla, 18.6; Chiapas, 18.3; Veracruz, 17.3; Michoacán, 13.4; Estado de México, 11.2, y Nayarit, 8.8 millones de árboles.
Después de plantar un nuevo árbol debe supervisarse durante 3 meses para garantizar su sobrevivencia, dice especialista de la UV
Por Rodrigo Vidal
La falta de supervisión en las zonas reforestadas, provocan que los programas de reforestación fracasen, al no garantizar la sobrevivencia de la planta, consideró el biólogo Agustín de Jesús Basañez Muñoz, catedrático de la Facultad de Ciencias Biológicas de la Universidad Veracruzana.
Ante los pocos resultados que las campañas de reforestación han tenido en el país, el biólogo, que ha trabajado con proyectos de reforestación en manglares de Tuxpan, con un éxito del 70 por ciento, consideró que el problema no está en el diseño de las campañas de reforestación, sino en el seguimiento.
Comentó que el problema no está ni en la forma en que se realizan, ni en la técnica usada para la siembra de la planta. “Para mi lo importante es la supervisión después de hacer el sembrado”, al igual que la capacitación que reciban las personas que realizaron la siembra y se encargarán de supervisar el crecimiento de la planta.
Esta supervisión deberá realizarse durante los tres meses posteriores a la plantación, “pero no es una supervisión diaria, es una supervisión escalonada, e inmediatamente que detecte un problema, se debe hacer un reporte”, para reponer la planta que esté dañada o haya muerto.
Explicó que por lo regular las plantas utilizadas para las campañas de reforestación, son cultivadas en viveros donde reciben ciertos cuidados, que ya no tendrán al quedar expuestas al ambiente. Es por eso que la única manera de garantizar su sobrevivencia es supervisándolas.
“La reforestación lleva un proceso, hay varias formas de hacerla, puede ser que se tenga un vivero para las plantas, y las plantas tienen un cierto tiempo de crecimiento para luego ser trasladadas a la zona de reforestación; en el vivero tiene cuidados bajo un ambiente controlado, y cuando se llevan a la zona de reforestación se están a merced de la naturaleza y ya no tiene cuidado”.
Por ello, “lo que se pide es que, después de la plantación haya una supervisión y esa supervisión es una parte importantísima; hay que segur supervisando a la planta después de plantada para garantizar que logre su sobreviviencia. Con un 70 por ciento de la sobreviviencia es aceptable, ya que una nadie lo logra al 100 por ciento”.
En su experiencia, han trabajando en campañas de reforestación a escala pequeña con manglar, específicamente en Tampamachoco, en el Ejido Barra de Galindo, donde sembraron 30 mil plantas de manglar producidas en viveros. En este proyecto, que estuvo bajo supervisión constante se logró un éxito de superviviencia de 70 por ciento.
Además ofrecen asesoría a municipios de la Huasteca sobre campañas de reforestación y restauración. La diferencia entre una y otra es que, la segunda se hace en zonas pequeñas.
La mayor parte del territorio Veracruzano es usado para la agricultura y ganadería. Agustín Basañez no se aparta de que, por el crecimiento poblacional, la demanda de alimento aumenta y esto significa producir más, pero existe la posibilidad de hacer algunas conversiones del uso del suelo y emplear técnicas agrosilvopastoriles.
Estas técnicas permitirán conservar o restaurar parte de las áreas que se ocupan para ganado y siembra. También el estudio del suelo podrá determinar su uso, y de esa manera evitar que zonas aptas para la siembra se ocupen para ganado, y viceversa; y también impedir que las zonas de vegetación natural se conserven.
De acuerdo con la Semarnat, en 2005 se reforestaron 26 mil hectáreas con más de 30 millones de árboles que se produjeron en 39 viveros del estado.
En 2008, se plantaron 18.5 millones de más de 100 especies de árboles, entre las que se encuentran cedro rojo, cedro blanco, parota, fresno, primavera, palo dulce, caoba, roble, guaje, así como distintas especies de pino: blanco, colorado, moctezuma, ocote, piñonero y greggi.
Las entidades de la República que hasta el momento registran más plantaciones son Jalisco, con 24.3 millones de árboles; Puebla, 18.6; Chiapas, 18.3; Veracruz, 17.3; Michoacán, 13.4; Estado de México, 11.2, y Nayarit, 8.8 millones de árboles.