sábado, 26 de julio de 2008

Mi primer cuento... disfrútenlo


HORA DE CENAR
Nadie tiene duda que la mejor hora del día es la hora de comer. Sin temor a equivocarme el mejor lugar es el escondido callejón 27, a espaldas de la pizzería Francesco. Cuando encienden la única luz que ilumina este santuario gastronómico, puntual sale el hombre regordete cargando los tambos de tan celestiales platillos: un bufete de pizza marinera y carnes frías, o la hawaiana con algo de espagueti a la bolognesa; desde hace dos meses disfruto de la nueva combinación de tres distintos tipo de queso y salami, aunque parece no ser la favorita de los comensales, cosa que incomoda al cocinero a quien yo le reconozco su ingenio gastronómico con tres ladridos. Pero parece no importarle.

Por esa razón aquí me tienen puntual, esperando que enciendan la luz y el rechinido de la puerta al abrir me llame a comer. Salivo sólo de pensar en esa rebanada de pizza mística con pepinillos del otro día, aunque hoy mi hambre me haría comer hasta ese desabrido flan napolitano que prepara la repostera.

Qué extraño. Calculo que ya pasaron diez horas perro, que equivale a diez minutos de tiempo humano. Aguardaré un rato más.

¡La puerta¡ Se abre la puerta pero… la luz, ¿por qué no encendió la luz? Apenas si distingo lo que el gordo carga. No parecen ser los tambos de ayer, ni anteayer ni todos los días. Mantendré mi distancia…

¿Bolsas? Odio la basura en bolsas de plástico. Le preguntaré qué ocurre.
- guau guau
Carajo, creo que lo espanté. Se ha metido como galgo a la cocina. Voy a ver qué pasa. A mis años el olfato me falla, por eso odio el desperdicio de comida embolsada. El otro día el gordo sacó una bolsa y la dejó al lado de la puerta, que si mi sentido olfativo estuviera desarrollado como en mis buenos tiempos no me hubiera embarrado el hocico con el vómito de uno de los clientes que arrojó lo equivalente a dos porciones de espagueti con media pizza de choriqueso y el desabrido flan napolitano.

Esta bolsa está muy grande y pesada. No la puedo arrastrar a donde pueda verla mejor. Pertinente aclarar que también me falla la vista.

¡Guácala¡ ¿qué es ésto? Era obvio que nadie querría comerse a la repostera, por eso el gordo la tiró completita. Nadie comería un bocado. Se ve tan desabrida como su flan napolitano… creo que esta noche dormiré con hambre.

Rodrigo Vidal
Julio 2008

1 comentario:

Sabandijas dijo...

Me encantó, pobres perros; pero nosotros tenemos la culpa por irresponsables, por la calentura de tener una mascota (juguete) las compramos sin pensar en que tener una animalito es tener una responsabilidad muy similar a tener un hijo, ellos dependen de nosotros; lo malo es que cuando se nos pasa la novedad, nos olvidamos de ellos, y hasta los corremos de la casa.

Me da coraje, lo inconciente que es la gente, yo tengo un par de mascotas, las adoro a tal grado en que me he quedado sin comer un dia o dos, con tal de gastarme lo que me queda de la quincena en un kilo de croquetas. Yo hablo, tengo mis manos, tengo conocidos a los que puedo recurrir en caso de necesitar ayuda, ellos solo me tienen a mi, y por eso trato de que no les falte nada.

Tan tan...

Adopta una mascota, no te fijes en "la marca"; de raza o criolla, tienen sentimientos, tratemos que sean felices, y ellas nos radan muchos momentos de felicidad, serán nuestras fieles compañeras, siempre estaran para alegrarnos el dia.

A mi me gusta la Zona